viernes, 29 de diciembre de 2017

La crisis de la civilización no puede analizarse solo desde el marxismo


Uno de los problemas a los que enfrenta el hombre político es la perspectiva desde donde se pretende ubicar para el análisis. Las crisis han venido siendo los momentos clave para poner en práctica los dispositivos múltiples para operar políticamente en la realidad. Si para todas las anteriores los análisis han devenido en yerro permanente, salvo contados casos, es de suponerse que para la madre de todas las crisis, el colapso de la civilización, los resultados serán aún peores.
Es necesario incorporar nuevas variables (que son fundamentales y determinantes incluso) para los proyectos políticos futuros. No se trata de pensar el socialismo solamente desde los libros de Marx o de los rusos de siempre, se trata de comenzar a inspeccionar las verdaderas posibilidades de construir un socialismo a lo ruso, cuando el escenario que se aproxima no tendrá para nada  las condiciones que hace cien años había. La perspectiva que tenían aquellos hombres de la política revolucionaria no puede ser de ninguna forma la nuestra. Se han sumado en el camino de nuestros fracasos unos "problemitas" importantes que deben considerarse  con el riesgo de que todo nuestro proyecto político se esfume para siempre. Hoy no se trata solamente de incluir a los excluidos, de dar de comer a los hambrientos, de dar tierras a los desposeidos, es eso y "algo" más. Las condiciones para la vida se vienen reduciendo a escalas nunca antes vista, debido a un proceso de autoliquidación que propuso el sistema económico capitalista,  pero que también inició paralelamente un proceso de liquidación de otros sistemas, los ecosistemas. El pensamiento socialista ya no puede creer que la promesa de ese mundo soñado por varias generaciones ya,  está a la vuelta del derroque del capitalismo. No, no lo está para nada. El mundo se enfrentará a otras degeneraciones del capitalismo sin lugar a dudas, antes que se logre construir un socialismo como los socialistas ideamos en nuestras convicciones, si es que algo así puede hacerse ya con estos umbrales casi superados. Esto a raíz de la complejidad colosal de la crisis civilizatoria, que va desde la inestabilidad eterna de la economía de aquí en más, el  drama de la inmigración mundial a causa de la crisis ecológica, el terrorismo como salida desesperada, la pérdida progresiva de la energía, así como las ya históricas rebeliones políticas que no cesarán más.

Este documental, bastante básico por cierto, sirve para aquellos iniciados en la cuestión del perspectivismo político. Para arrancar y arrancarse los yugos ideológicos de toda clase, que no dejan operar el pensamiento multidisciplinario (lease aquí antisectario).  


jueves, 28 de diciembre de 2017

La tasa de retorno energético, el principal causante de las próximas revoluciones


La Tasa de Retorno Energético (TRE) es el cociente entre la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía empleada para lograr explotar aquella. Cuando se iniciaba la explotación de los primeros pozos petroleros, la TRE era de 100: 1, hoy ronda por el 18:1. Esto quiere decir que la extracción del petróleo se está volviendo absurda en términos económicos al estár gastando más energía que en producirla. Este deterioro de la TRE no solo está llevando a la bancarrota a la industria petrolera, sino que está inflando una deuda que ya es astronómica y que de explotar provocará un gigantesco colapso del sistema. 

El caso de los países exportadores (extractores) de petróleo en Oriente Medio es todo un proyector anticipado de lo que puede significar el curso de estas décadas para la humanidad. La situación desesperante ya no de una parte de la población, sino de casi la totalidad de sus habitantes obliga a salidas  bárbaras (ISIS es un ejemplo) frente a un panorama desolador, sin estrategias claras y sin preparación para reacomodar toda una organización social en decadencia.

Nafeez Ahmed publicó en su libro Estados fallidos, sistemas en colapso (2016) un importante análisis de la situación del petróleo en Medio Oriente y que se vuelve imprescindible para pensar en contexto todas las luchas del mundo. Aquí unos punteos.


  •  En varios países la producción de petróleo ha llegado a su cénit, y el retorno de energía de la extracción de petróleo está cayendo. Por tanto, sus ingresos por la exportación de petróleo se están reduciendo.
  • En las últimas décadas el aumento de la población ha explotado, debido básicamente a décadas de ingresos abundantes procedentes de la exportación de petróleo. Entre 1960 y 2014 la multiplicación de la población en Yemen, Arabia Saudí, Irak, Nigeria, Egipto, India y China ha sido de x5,5, x4,6, x5,3, x4,2, x3,4, x3,0 y x2,1 respectivamente.
  • Se ha acelerado el deterioro de los recursos de tierra, agua y alimentos. Si el uso de agua per cápita se encuentra por debajo de los 1.700 m3 por año, es que existe estrés hídrico. El cambio climático empeorará esta situación.
  • Por lo tanto, una parte cada vez mayor de los ingresos del petróleo tiene que dedicarse ahora a importar alimentos.
  • Cantidades crecientes de petróleo tiene que ir a uso interno, reduciendo la cantidad disponible para exportar a los grandes países consumidores de petróleo.
  • En muchos de los grandes países exportadores estas tendencias probablemente van a eliminar, prácticamente, las exportaciones de petróleo en una década aproximadamente, incluída Arabía Saudí.
  • Estos países —básicamente desérticos— no tienen nada más con lo que conseguir ingresos vía exportación excepto arena.
  • La caída de los ingresos del petróleo supone que los gobiernos serán capaces de proporcionar menos cosas a su gente, por lo que tienen que recortar los subsidios y elevar los precios de alimentos y energía.
  •  Estas condiciones están produciendo un descontento creciente con el gobierno, agitación civil y conflictos entre tribus por la escasez de agua y tierra. Se alimentan los conflictos religiosos y sectarios. El paro, los hambrientos y desesperados campesinos y la juventud tienen pocas más opciones que unirse a grupos extremistas como el ISIS, donde al menos son alimentados. Nuestros medios de comunicación ignoran las condiciones biofísicas que están generando conflictos, refugiados y la opresión por parte de los regímenes, dando la impresión de que los problemas se deben solo a los fanáticos religiosos.
  • El FMI empeora la situación. Los estados fallidos piden asistencia económica y se encuentran con la receta estándar: más préstamos a sumar a una deuda ya imposible, otorgados con la condición de que orienten su economía a la devolución de los préstamos más intereses, imponiendo “austeridad”, privatizando y vendiendo sus valores.
  • El autoritarismo y la corrupción de las élites locales empeoran las cosas. Los gobernantes necesitan ponerse duros ante las perturbaciones y forzar a apretarse el cinturón. Los ricos no permitirán que se reduzcan sus privilegios para apoyar la reasignación de recursos a las masas necesitadas. La ideología capitalista dominante se opone a la “interferencia a las fuerzas del mercado”, esto es, a la libertad de los ricos para “desarrollar” lo que sea más beneficioso para ellos.
  • Se produce, por tanto, una espiral descendente viciosa de la que parecería que no hay salida, porque se debe básicamente al agotamiento del petróleo en un contexto de demasiada gente y pocos recursos de tierra y agua.
  • Habrá, como mínimo, grandes repercusiones sobre la economía mundial y los países ricos (consumidores de petróleo), probablemente en el marco de una década a partir de ahora (2017-2027). Es bastante probable que la economía global colapse a medida que la capacidad de importar petróleo se reduzca en gran medida. Cuando se añada la fragilidad del sistema financiero global (recordemos: la deuda es ¡6 veces el PIB!), es muy probable un hundimiento caótico instantáneo.
De corroborarse cada uno de los puntos, estaríamos a punto de asistir a un hecho histórico, a la caída de nada menos que la civilización occidental. Hecho que de no tomárselo en serio, nos colocará en meros observadores-víctimas de un futuro apocalíptico a raíz de la magnitud e influencia del problema a escala global. 

jueves, 14 de diciembre de 2017

6 grados que cambiarán al mundo

Un resumen de lo que los científicos proyectan para las próximas décadas, lo cual puede ser peor y de forma más acelerada de no hacerse nada al respecto.

http://www.eldesconcierto.cl/2017/12/13/6-grados-que-cambiaran-al-mundo-la-derecha-neoliberal-y-la-izquierda-marxista-ante-el-colapso-del-capitalismo/

Convergencia Socialista para el Combate se suma al debate más importante que tendrá el marxismo en toda su historia

La izquierda marxista va comprendiendo lentamente la crucial tarea de discutir la centralidad de la crisis ecológica y el inminente colapso de la civilización occidental. Aquí Convergencia Socialista para el Combate, más arriba y más a la izquierda que muchos otros partidos anticapitalistas argentinos.

http://convergenciadecombate.blogspot.com.ar/2017/12/trotsky-contra-gramsci-el-problema-de.html

jueves, 7 de diciembre de 2017

La humanidad y su responsabilidad en el camino a la barbarie.

La madre naturaleza no puede corromperse nunca, es impoluta. Aunque la sometan a los más crueles tratos, a pesar de que observe estupefacta como de un magnífico sistema cosmológico surgen actos increíblemente irracionales de seres vivos racionales (la capacidad, la tienen), aunque sienta el dolor de que no la aman y la tomen como un mero soporte para la vida de los demás, ella, la madre naturaleza, sigue su marcha con total fidelidad a sus principios universales, de generar las condiciones para la vida y la armonía, tapando agujeros, parchando los daños de otros, buscando siempre que todo no se desmadre, porque ella también necesita vivir.
Hasta ahora la tierra ha venido dándonos infinidad de oportunidades para vivir en consonancia con los presupuestos ecológicos, sin embargo, en estos dos últimos siglos estamos gastando todos los cartuchos en balearla por todos sus costados, y la madre tierra se desangra.

Son los humanos los que se funden en la corrosión del tiempo y sus decisiones políticas, los que adelantan su muerte y la de los otros. Son los hombres los que han creado a todo tipo de dioses y que adoran todo tipo de aberraciones con sus pensamientos religiosos cada vez más decadentes.  Esa es nuestra historia y la de esta impresionante película de Darren Aronofky , una  brutal poética de la historia de la humanidad, como la del soporte heroico de la Madre tierra. Una muestra artística de lo que será la barbarie apenas nuestra madre así lo disponga. Amén.

viernes, 1 de diciembre de 2017

" Debemos tener un cambio sistémico o morir"

" Debemos tener un cambio sistémico o morir" dice el artículo, una especie de consigna marxista de "revolución o muerte". Pero este artículo no corresponde a un diario de izquierda.


Es sintomático que un medio burgués como Clarín replique un artículo que responsabiliza al capitalismo del desastre ambiental y que aboga por el fin de este sistema desquiciado. Lo que ocurre es que es imposible negar la trascendencia política del fenómeno natural llamado cambio climático y sus consecuencias para la vida en la tierra. Cuando las alertas científicas han sonado casi por completo, el miedo comienza a permear por todos lados. De a poco iremos viendo seguramente a ciertos sectores capitalistas acorralados por los efectos tremendos de la crisis ecológica, y no tardarán en presentarse como ilustres luchadores por el ambiente. En ese contexto habría que ubicar a este artículo.

En la nota del New York Time que el diario Clarín publica se dice algo muy importante. El cambio del sistema capitalista no lo estaría fogoneando las contradicciones de clase, sino el peligro real y fáctico de la extinción masiva que pesa sobre nuestras cabezas y la de todos los seres vivos del planeta. Los revolucionarios del mundo estamos viviendo atrasados por lo menos cien años de lo que nos exige la actual coyuntura. Vivimos en un callejón sin salida, donde pelear solamente por las condiciones laborales  a su vez nos coloca como colaboradores de la continuidad del régimen capitalista y sus consabidas consecuencias para el daño ecológico, porque de eso se trata el problema, que no tenemos más tiempo para darle continuidad al sistema productivo depredador. 

Ese es el problema central que tenemos hoy, el de convencer al proletariado y campesinado mundial de que hay que extirpar con urgencia el cáncer capitalista antes que sea demasiado tarde. Todo un desafío político y cultural, donde muchos de los partidos anticapitalistas en vez de ser vehículo para la organización de semejante demanda de época, son bastiones del dogmatismo que operan políticamente para frenarla, escudándose en la falta de condiciones para la revolución, como si esta solo se diera por una receta inmutable. La crisis ecológica tira por tierra esas condiciones, ya que si tuviéramos que esperar que se den las condiciones subjetivas y objetivas clásicas del marxismo en todo el planeta, lamentablemente no tendremos oportunidad alguna. La tarea es titánica, pero no hay alternativa. Cuánto más dejemos a un plano secundario la crisis ecológica de los debates políticos más contribuimos a perder margen de maniobrabilidad para la supervivencia nuestra y de las próximas generaciones.




https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/?url=%2Fclarin%2Fstory%2Fcontent%2Fview%2Ffull%2F77234

viernes, 24 de noviembre de 2017

La cuestión del género y el colapso

Para ir sumando caracterizaciones sobre lo que debe importar verdaderamente en nuestra crisis global, una entrevista a Clive Echagüe Alfaro sobre los vínculos entre género, problemas migratorios, cambio climático y colapso.


https://es.scribd.com/document/359279076/Ge-nero-Problema-Migratorio-Cambio-Clima-tico-y-Colapso

martes, 21 de noviembre de 2017

La fe de Geostorm en la tecnología, como la de mucha izquierda


La película Geostorm, a pesar de que apunta a reflexionar sobre los peligros reales del desequilibrio climático, tiene en su contra la promoción que lleva adelante de activar en el espectador la fe en las tecnologías para controlar el cambio climático.  Algo que solo tiene sustento en los chantas y los capitalistas que están atrapados en la lógica del mercado. Su visión no es utópica,  más bien es liquidacionista, al colaborar desde el aparato cultural a desarrollar esa postergación para diseñar planificaciones y acciones efectivas para la terrible crisis que enfrenta la humanidad de aquí en adelante. Esa esperanza religiosa en la tecnología es un síntoma de una época en descomposición. La película es tan pobre en el análisis del problema que plantea que un tipo, experto en alguna ciencia, puede, sumando y restando, ordenar nada menos que los miles de ecosistemas planetarios y sus reveses sociales y políticos. Esta es la venta de humo que tiene el cine mercenario para calmar los nervios de las poblaciones que empiezan a vivir en carne propia las catástrofes. 

No solo en el futuro inmediato dejaremos de creer poco a poco en estos chantas, sean estos de derecha o de izquierda, que caracterizan un mundo en peligro pero en el que todavía se puede revertir el desequilibrio, sino también que comprenderemos que esta vez estaremos obligados a organizarnos para establecer las mínimas condiciones de supervivencia so pena de extinguirnos más rápido de lo que esperábamos. 

Cada vez con más frecuencia y peso político y cultural se viene instalando la cuestión del cambio climático como eje de debate; pero el mensaje que se viene elaborando desde casi todos los ángulos (salvo de las excepcionales caracterizaciones de ciertos sectores científicos y ecosocialistas) baja la linea de la pasividad, aunque advierte el peligro discursivamente. 

Una película -o una política- que intente reflejar su comprensión real de qué tipo de desastres nos enfrentaremos debe tener en cuenta que existen determinados umbrales que una vez superados no existe ninguna "magia" (léase aquí "ciencia" para los negadores del colapso) que lo revierta. Y en el planeta existen algunos umbrales que ya han sido rebasados y que no son tomados en cuenta para elaborar reflexiones y, mucho  menos, políticas serias al respecto. Como en la película, algunos apologistas de la salvación de la civilización, y aquí entran muchos socialistas inclusive, creen que en el futuro con algunos paneles solares, autos eléctricos, y alguna disposición de la ciencia en manos de algunos genios (burgueses u obreros) sobreviviremos sin mucho drama. Para estos no le  cabe otro calificativo que el de necios, y,  a la película, tomates podridos.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Próximamente, Jago (el hombre del mar) será más valioso que Marx en un mundo colapsado



Jago, el maestro, es un hombre de 80 años que todavía caza en las profundidades del mar en Indonesia para sobrevivir. Mientras algunos creen que el futuro próximo seguirá subordinado al avance de la tecnología, estamos los que, sabiendo del declive inexorable de nuestra civilización opulenta,  pensamos que deberemos recurrir a las enseñanzas de estos hombres que nunca abandonaron su relación intrínseca con la naturaleza para enfrentar un mundo devastado por la crisis ecológica y civilizatoria a causa del capitalismo .

A pesar de las críticas de muchos "entusiastas", prepararse mental y teóricamente para el colapso no es una arista del romanticismo tardío; más bien es una decisión coherente con los últimos datos objetivos dados por el avance de la barbarie a nivel planetario. Sobran los estudios para comprender que de no voltearse el capitalismo en esta década, el futuro caótico es inexorable.

Jago, siendo un excluido del sistema, viviendo totalmente alejado de las discusiones actuales, está más preparado que cualquier cuadro intelectual de cualquier partido revolucionario del planeta para enfrentar la extinción masiva; y esto se debe a una sola ventaja: su comprensión de su rol en el ecosistema.

La humanidad tiene un grave problema, comporta un número excesivo y casi imposible de dirigir y controlar. Tal complicación se acrecienta a su vez por la total ignorancia de la gravedad de la situación planetaria, tanto de sus dirigencias como de los millones de hombres que sin pensarlo contribuyen con sus trabajos a cavar una fosa común para todo lo que tenga vida en el planeta.

Con la futura muerte de Jago, uno de los últimos hombres del mar que quedan, la humanidad tiene menos esperanzas de sobrevivir. Nos pueden hablar de Marx, de Lenin, de la revolución rusa, de los avances de la tecnología y la ciencias computarizadas, pero Jago es uno de los que más nos puede enseñar a sobrevivir para el mundo que se viene. 

martes, 7 de noviembre de 2017

Estamos más cerca de Mad Max que de la Revolución Rusa



Hoy se celebra hasta el empacho el centenario de la Revolución Rusa, hecho histórico de trascendencia mundial para los obreros que combatimos al capitalismo.  Sin embargo,  no es tarea principal de la clase obrera remitirse al pasado, sino mirar el presente y, especialmente, el futuro. No nos debe importar tanto lo que ocurrió hace 100 años, sino lo que vendrá. Por supuesto que hay que preguntarse sobre los aciertos y errores (esto último no suele hacerse seguido en los partidos trotskistas)  de aquella impresionante ola revolucionaria, pero la pregunta epocal es otra. Lo que la clase obrera debiera preguntarse ya mismo es cuánto tiempo dispone para tomar el poder y dar vuelta definitivamente el régimen capitalista. No hacerse esta pregunta, siendo un obrero consciente, es convertirse en un religioso. Si el tiempo y las oportunidades se dilapidan como hasta ahora, los obreros del mundo deberán buscar estrategias en Mad Max más que en la Revolución Rusa. Menos historicismo y más praxis revolucionaria, que según los expertos el 2050 está a la vuelta de los homenajes.



https://elpais.com/elpais/2017/11/06/ciencia/1509924058_409061.html?id_externo_rsoc=FB_CC

sábado, 4 de noviembre de 2017

Baraka de Ron Fricke, una joya visual que premoniza nuestro colapso


En 1992 aparece una película visualmente fascinante, sin voces y solo acompañada de la música de Michael Stearns. Un viaje poético por las enormes contradicciones humanas en un mundo que intenta la armonía pero que se topa con el capitalismo, fase superior de la destrucción natural. Pueblos originarios libres y respetuosos del medio ambiente; asalariados superexplotados que se rinden a la sociedad del consumo y las esclavitudes del urbanismo. Hombres que juegan a ser dioses, y hombres que rezan a los dioses. Una obra majestuosa y reflexiva, que anticipaba los debates actuales sobre la posibilidad del colapso civilizatorio. 




martes, 3 de octubre de 2017

"Punto de no retorno" como eufemismo para no hablar del colapso



Mariano Rosa no habla de colapso en términos estrictos en este artículo, pero lo reconoce tácitamente al decirnos en su periódico militante que el "punto de no retorno" supone desde cualquier ideología (no solo desde la visión marxista) la destrucción total. Esta definición política es claramente progresiva y se celebra viniendo de un partido que se declara anticapitalista. Sin embargo, parece que cuesta mucho que esta palabra "colapso" empiece a aparecer en las caracterizaciones de nuestros partidos anticapitalistas, y es una cuestión que nos deja absortos frente a esa negativa  a tomar en cuenta las abundantes estadísticas, datos, informes, libros, artículos, o la misma realidad con sus hechos verificables que advierten la imposibilidad de detener la caída de nuestra civilización, aún con la esperanza en las revoluciones triunfantes. 

Estamos de acuerdo con Rosa y con Marx que los oprimidos y explotados debemos destruir el estado y no administrarlo, pero ni aquel ni este nos mencionan que puede darse el caso de que las futuras revoluciones -alcanzado el punto de no retorno- no podrán destruir lo que ya estará destruido. Es ahí donde empezamos a ubicarnos, en ese contexto de total incertidumbre , donde la humanidad se encontrará acorralada por la imprevisión y el espontaneismo. 

El MST como cualquier partido político que exponga su preocupación por la crisis ecológica no puede solo manifestar el ideal que se persigue para enfrentarlo, también debe (porque es una posibilidad seria latente) presentar los demás escenarios que se abren y que incluso se demuestran más cercanos. Uno de ellos es que el colapso nos encuentre como a los puertorriqueños, totalmente desprovistos y huérfanos de políticas para hacerse cargo de una posible caída total del sistema. Por ejemplo, ¿de qué serviría que los obreros puertorriqueños tomaran el poder si no pueden garantizar ni la energía y dependen de la ayuda internacional para seguir existiendo? Un partido revolucionario allí solo podría organizar la supervivencia, más no la revolución, ya que el enemigo político sería tan difuso que no estaría claro contra quien se lucharía, si es contra los burgueses supervivientes o los explotados desesperados por alimento, agua o energía. Quiero creer que no volveremos a proponer hacerle la revolución a la naturaleza (aunque como venimos en el debate puede darse cualquier cosa).

Pensar  en hipótesis como esta, suele ser tomado como futurología por muchos marxistas, para de esa manera no discutir ni cambiar nada del confort teórico en el que se encuentran. Pero pensar que la revolución socialista detendrá el colapso es para mí hacer un ejercicio de fetichismo de la teoría. Ningún partido anticapitalista ha podido argumentar sólidamente de por qué deberíamos confiar ciegamente en la revolución para detener supuestamente la crisis ecológica. Y no lo harán porque tampoco ellos saben por dónde empezar. Hagamos la revolución o no, según la comunidad científica y los hechos que se vienen observando,  el colapso no se detendrá. Esperanzar a las masas de que un gobierno obrero se cargará al hombro los incontables dramas actuales y futuros es nada menos que engañarse y engañar. Las revoluciones, si es que llegan, harán lo que tienen que hacer y eso no me preocupa. Lo que sí me impresiona es que hablemos de punto de no retorno, de crisis ecológica, del calentamiento global, de la suba del nivel del mar, del declive de los recursos, de refugiados ambientales, de catástrofes, de millones de toneladas de gas metano con peligro de liberarse, de genocidios, de centrales nucleares que son prácticamente bombas de tiempo, etc. y todavía esquivamos el término colapso como el próximo destino. Cuanto más pronto lo analicemos, lo debatamos, más y mejor será nuestra preparación política y humana. 

https://mst.org.ar/2017/09/27/huracanes-crisis-humanitaria-punto-de-no-retorno-clave-ecosocialista/

viernes, 15 de septiembre de 2017

Hasta pareciera que esta izquierda piensa y respira aires sin CO2.




Acá tenemos un ejemplo de cómo la izquierda revolucionaria se complica sola cuando tiene la posibilidad de plantear un visión estratégica frente a la crisis ecológica que atraviesa el planeta. En Argentina, la cámara de diputados  acaba de dar media sanción al proyecto de Ley de generación distribuida, la cual implicaría ofrecer la posibilidad legal de auto-abastecerse de energía proveniente de fuentes renovables y comenzar de una vez la inevitable transición hacia un cambio de matriz energética. 

La izquierda trotskysta argentina votó en contra de esta ley, pero utilizando argumentos que no son de esta época. Si bien denunciar y anticipar los nuevos negociados que el capitalismo tiene preparado para este nuevo "emprendimiento ecológico" es algo que hay que hacer desde la izquierda, no se puede votar en contra de una ley que implica reducir, aunque mínimamente, la contaminación y que además pone por fin en circulación la transición energética para los próximos años. Claro que van a lucrar como dice Pablo López (Partido Obrero), pero ¿acaso el capitalismo no lucra con la minería a cielo abierto y el fracking? En todo caso, la pelea se tendrá que dar contra el lucro, pero de ninguna manera contra las energías renovables. Y en esta votación, se va contra el lucro, pero también  quedamos a la derecha de todo el arco político al decir que solo queremos energías renovables cuando llegue la revolución socialista internacional. Traducido esto, los diputados de izquierda prefieren quedarse con la producción energética contaminante y solo denunciar la demagogia (no digo que no la haya) del gobierno y los partidos patronales, todo esto  mientras media provincia de Bs. As. está bajo agua y con un planeta al borde de uno de los procesos de extinción más grande de su historia.  O sea, pudimos haber aprovechado esa tribuna parlamentaria para presentar un proyecto de ley superador (pero de esto se está hablando recién en la izquierda), pudimos haber votado como en otras oportunidades de forma crítica, pero no contraria, en vistas de que dicha ley es de alguna forma progresiva (como lo reconoce el propio López); pero no fue así. Votamos en contra. Solo porque hay que estar en contra de la burguesía. Si realmente esta gente mantiene la dialéctica en todas sus intervenciones políticas, debería saber que esta vez la burguesía está votando una ley que con todas sus limitaciones y problemas es un paso adelante en la lucha ecológica, que si bien no va a solucionar de fondo nada, pero que en la actual coyuntura de derrotas políticas del pueblo y sin revoluciones socialistas triunfantes en puerta, propone un cambio mínimo con respecto a nuestras posiciones frente a cómo la seguimos con la energía. Por lo menos cuestiona directamente la extracción de combustibles fósiles. Con esto no estoy creyendo que la contaminación se resolverá así, porque los combustibles fósiles son solo una parte del problema, luego está pendiente cómo solucionamos la contaminación de la ganadería a escalas también superlativas y tenemos también el metano ártico  que nos tiene en vilo. 

Por eso es importante empezar a precisar caracterizaciones nacionales e internacionales en el marco de un análisis planetario (término más complejo que incluye a los anteriores). Si tomamos dicho análisis como válido estamos  obligados a replantearnos nuestras políticas cotidianas, porque decir que solo podemos estar de acuerdo con las energías renovables , por ejemplo, solo cuando tengamos un estado obrero (como si no tuviéramos también allí el problema de su burocratización), es creer que el planeta está igual que hace cien años y que no tenemos apuros. Esta coyuntura planetaria coloca a esta izquierda en lugares reaccionarios; hasta  pareciera que esta izquierda  piensa y respira aires sin CO2. 


domingo, 10 de septiembre de 2017

Nos quedamos sin arena y pronto también sin "arena política"




La arena es un recurso estratégico para nuestra civilización de la opulencia. Ella está presente en innumerables productos que van desde los cristales hasta la construcción. Incluso, ella ha sido protagonista de los últimos fenómenos climatológicos en el Caribe; el hormigón (la arena es fundamental en esta mezcla) de muchas construcciones ha permitido que mucha gente sobreviva  a los embistes de los vientos de 300 km por hora del huracán Irma. 

En una sociedad que no para de crecer en número de habitantes y que sigue creyendo en que hay que trabajar más y crecer infinitamente en productos, carreteras, centrales atómicas, concentrarse en ciudades y un largo etcétera, la arena cobra un protagonismo fundamental. Así como la energía, la arena es como el aire que necesita el capitalismo para existir. 

Sin embargo, como todo los recursos que el capitalismo ha tomado como suyos, la arena comienza su declive inexorable. Aunque se instale la cultura del reciclaje, el capitalismo no puede avanzar si no es depredando. Y ahí radica lo peligroso de nuestra actual situación mundial. El capitalismo no nos está dejando ningún recurso para esta y las próximas generaciones. Por ejemplo, la mayoría de las casas que se harán en el futuro serán sin arena (sin hormigón), lo que significa que no soportarán las cientos o miles de supertormentas que nos tiene preparado el antropoceno. 

Nos quedamos sin arena y si seguimos el mismo rumbo también nos quedaremos sin la "arena política". Los partidos anticapitalistas, más los revolucionarios, tienen que plantearse con urgencia las prioridades. No puede ser que el colapso civilizatorio no sea todavía el eje central de toda discusión política local,  nacional e internacional. Urge el llamado a la organización de las masas para enfrentar al capitalismo y su temida bestia que empieza a independizarse como fuerza histórica inmanejable (el desequilibrio ecológico).


miércoles, 6 de septiembre de 2017

Si no hacemos algo el destino de la humanidad será como el del pueblo rohingya


Los genocidios serán la otra cara de la moneda del cambio climático; millones de personas serán el blanco de las políticas de exterminio de los gobiernos capitalistas, incapaces de contener ya a la población sobrante, lo cual se agravará con la caída abrupta de los recursos y los golpes de la naturaleza.

La cacería de rohingyas en Birmania en estos precisos momentos es demencial.  Hasta monjes budistas matando musulmanes, lo que quiere decir que la religión es solo un pretexto para justificar el verdadero sentido de la disputa, que no es otra que política y económica. Lo vemos en todos lados, existe un peligro latente para estas décadas, y es que frente al caos lo único que estamos preparando es una política de sálvese quien pueda, un fascismo a escala global.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/09/05/59ae8011e2704e1e708b4597.html

martes, 5 de septiembre de 2017

Con un huracán categoría 5 ¿qué hacemos?


Si el huracán Irma tocara ahora mismo tierra la muerte y destrucción sería inevitable. Con una categoría 5, con vientos que alcanzarían los 300 km por hora, no existe forma alguna de resistir en las zonas involucradas a su paso. 

Las supertormentas dejaron de ser fenómenos climatológicos de películas distópicas para convertirse en el nuevo clima de nuestra realidad. Conviviremos con olas  gigantes, decenas de miles de muertos, refugiados ambientales, infraestructura totalmente desarticulada, enfermedades, hambre, falta de recursos, crisis politicas interminables... ¿y todavía pensamos que hay que esperar que llegue nuestro Irma para empezar a discutir cómo hacemos para organizarnos frente al desastre? ¿Qué plantea la izquierda anticapitalista frente a un escenario real como este? Nada o no responden. Para estos sectores solo nos queda denunciar al capitalismo y esperar a que las masas hagan la revolución.

Es necesario apostar también al estudio de la conformación del nuevo escenario de lucha que se nos plantea, uno que trae consigo un enemigo mortal y con el cual no podemos dialogar ni vencer: el colapso. Con la devastación no hay forma de proponer un orden, tan solo maneras de organizar el desastre. No falta mucho para que estas supertormentas traigan consigo la caída estrepitosa de varios gobiernos, de las bolsas, de las esperanzas de la humanidad en el progreso. Todo lo que hoy se construya sin pensar, será barrido. Esta es la nueva ley del postprogreso. Quienes no se acomoden a la nueva coyuntura no tienen chances de sobrevivir porque el caos los encontrará en bolas.

Que los partidos anticapitalistas actualicen sus programas y convoquen a sus militantes y a la comunidad científica a colaborar en la organización urgente de las tareas que nos permitan prepararnos para los desastres político-ambientales que empiezan a llegar con una fuerza inusitada y más rápido de lo que se creía. 

https://elpais.com/internacional/2017/09/05/america/1504571151_030026.html

miércoles, 30 de agosto de 2017

El dios de los hindúes está muriendo, pero no es Nietzche quien lo dice, sino el cambio climático



El mítico río Ganges tiene nada menos que 600 millones de hijos en sus riberas. De aquel depende la subsistencia de toda esta inmensa cantidad de seres vivos. La situación de esta gente parece que a nadie le preocupara, excepto a algunos científicos y a los que están pensando como "controlar" el posible descontrol (por ejemplo, la ONU). La cuestión es alarmante a consecuencia del cóctel explosivo que se viene dando. Uno de esos ingredientes es, como se refiere más arriba, la inconsciencia generalizada del camino a un genocidio sin precedentes. Otro es la conocida contaminación de esas aguas a niveles superlativos que se lleva la vida de miles por su sola ingesta. Y se le suma al cóctel el peor de todos los ingredientes, la desaparición inevitable del glaciar Gangotri a causa del cambio climático. Este dios hindú, el glaciar que les provee el mayor caudal de agua, se está muriendo rápidamente y no será culpa de Nietzche sino del capitalismo y su contaminación criminal.  En las próximas décadas, según los estudios científicos, la mayoría de la "nieve eterna" (esto significa Himalaya) habrá desaparecido, lo que supondrá para todo este camino de años un aluvión de dramas impensables desde la óptica conformista y negadora de la lógica occidental. El agua derretida del glaciar hará desbordar los lagos de las montañas, tales desbordes arrasarán con todo a su camino, pueblos, infraestructura, cultivos, etc. Luego vendrá la sequía y por último la extinción de lo que una vez se conoció como el río más milagroso del mundo. Pero ahí no terminaría todo, ahí comenzará el peor problema, la crisis política de los gobiernos ante la imposibilidad de controlar a un país con uno de los ejércitos de desesperados más grande de la tierra: la India. Y si a eso le sumamos que no es el único caso, sino que están las demás poblaciones como la china que dependen de estos glaciares del Himalaya, la cosa se va a poner un poquito peor. 

En fin, la vida en la tierra será todo un arte (siempre lo fue) de resistencia. Nuevas "Sirias" se dibujan en el horizonte, y cada una que se sume atraerá nuevos e inciertos problemas geoestratégicos, que finalmente llegarán de una u otra forma a nuestras puertas. No hay forma alguna de seguir creyendo en el "confort de nuestra explotación" para negar el futuro inminente, a no ser que algunos se crean  el nuevo dios de los hindúes. 

lunes, 28 de agosto de 2017

El heavy metal, la ciencia y la naturaleza




Más que interesante artículo  que construye un puente entre la música heavy metal, la teoría de la complejidad y la ciencia de la sostenibilidad para mostrar el potencial de las artes (auditivas) para informar a diferentes aspectos de los sistemas complejos de la gente y la naturaleza.
                                                                                                                                                "El heavy metal, la teoría de la complejidad y la ciencia de la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes. Juntos se convierten en poiéticos en el sentido de Platón; es decir, traer a la existencia del antes inexistente en los esfuerzos para comprender mejor la dinámica más amplia de la ramificación y multidimensional de los cambios ambientales en los sistemas complejos de la gente y la naturaleza.     
El progreso en la cultura humana se produce en concierto con, en lugar de forma independiente de, el arte, la ciencia y el medio ambiente. Por lo tanto, existe la necesidad de modelos integrales para imaginar y potencialmente hacer frente a la complejidad de las líneas de base socio-ecológicos que cambian rápidamente que en la actualidad afectan y son afectados por la humanidad. Conexión de las artes y las ciencias tiene un enorme potencial para proporcionar oportunidades de aprendizaje sobre las incógnitas conocidas y los desconocidos asociados con los problemas del cambio global".

https://springerplus.springeropen.com/articles/10.1186/s40064-016-3288-9

Las catástrofes se convertirán en el peor enemigo de la humanidad



Nuestro barco tiene agujeros por todos lados y estamos en medio del mar tempestuoso. Hay los que creen  que llegaremos a algún puerto para refaccionarlo, otros menos "religiosos" estamos pensando en algún plan para salvarnos, ya que sabemos que este barco perdió la brújula hace tiempo y marcha a la deriva. 

Alguna vez entenderemos que nuestro tiempo se acaba y ese momento será quizás cuando las catástrofes nos arrinconen. No es solamente la crisis del capitalismo lo que nos matará, es la crisis ecológica que ya está cambiando de paradigmas ecosistémicos con los cuales deberemos convivir queramos o no. La naturaleza buscará de todas las formas posibles encontrar su equilibrio, aún a cuesta de toda la humanidad (una verdad de perogrullo pero no para los creyentes de la infalibilidad del hombre y su tecnología)

Houston está bajo agua literalmente, y si esto lo reproducimos a escala mayor con otras ciudades principales para la producción petrolera, nuclear o simplemente de circulación de los alimentos, el resultado es (adivinen)... el colapso. 

Con semejante desastre  cómo se puede organizar la resistencia, en qué lugar y con qué recursos? No sirve de nada esperar que las condiciones objetivas se den para una revolución cuando lo que nos espera son dos metros de agua tapándonos como primer problema. Los aislamientos masivos de ciudades y sus problemáticas serán el otro factor de quiebre de nuestras luchas y un sin fin de dramas que no podremos enfrentar porque no existe organización para el desastre. 

¿Qué hace la izquierda anticapitalista para prepararse para lo que se viene? ¿Ganar diputados? ¿Agitar un programa socialista, que de la tibieza que destilan sus referentes  no convencen a nadie de que podrán dirigir una revolución socialista? ¿Sacar una nota de color en sus periodicos sobre el cambio climático? ¿Qué? 

¡Qué pasa que no se organizan congresos de militantes para empezar a discutir con total seriedad y con expertos de todo tipo (es un tarea multidisciplinaria)  sobre cómo deberemos organizarnos para la resistencia al colapso?

 Estamos atrasadísimos en muchas tareas, pero esta que nos impone la realidad nos puede costar la vida de millones y millones y hasta nuestra especie.¡O todavía siguen pensando que cada uno tapará los agujeros del barco con los dedos?  

viernes, 18 de agosto de 2017

El PTS, sin quererlo y a regañadientes, reconoce que estamos a las puertas del colapso


El PTS de a poco empieza a utilizar las palabras adecuadas. Hace unos meses, no se hablaba de parar la maquinaria productiva, ahora implícitamente lo reconocen como única forma de enfrentar el cambio climático. Cuando dicen que las emisiones de CO2 de las actuales formas de vida moderna establecidas por el capitalismo amenazan seriamente la agricultura y la civilización, lo que están diciendo es que no tenemos mucho tiempo para comenzar con la transición poscapitalista y, aunque no lo digan abiertamente, en este artículo se cuela la idea del colapso, a pesar que el artículo intente no manifestarlo para no asustar a sus simpatizantes o potenciales electores.

Hasta hablan de "supervivencia", algo impensado para quienes nos llamaban "catastrofistas" hasta hace un tiempo; un avance sustancial después de tener una política negacionista en un primer momento, luego hipócrita, y ahora vemos que empiezan con la nueva etapa: la aceptación.

Esperemos de ahora en adelante, entonces, las nuevas propuestas políticas en concordancia con la caracterización que empiezan a reconocer ¿o vamos a seguir con las mismas estrategias después de esto?

http://www.laizquierdadiario.com/Se-seca-el-60-de-las-cosechas-en-Italia-y-Espana-por-el-calentamiento-global?utm_content=buffer24d1c&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer

miércoles, 16 de agosto de 2017

El socialdemócrata Íñigo Errejón no tiene nada que envidiarle a mucha vanguardia "revolucionaria"



El polítólogo más mediático de la izquierda española, Íñigo Errejón, jefe de campaña de Podemos, siendo un socialdemócrata no declarado, tiene las mismas respuestas que la izquierda revolucionaria en Argentina frente al colapso. 

Frente al planteo de qué hacer frente a los datos empíricos arrojados por nuestra cara de que hemos sobrepasado los límites de la tierra, Errejón no duda en sentenciar que al haber un estado solidificado es imposible que se derrumbe. Aunque reconoce en el debate la existencia de la crisis ecológica (no es negacionista), su propuesta política no asume tales datos y tal caracterización de la crisis ambiental como algo a incorporar al análisis político y menos a la acción en consecuencia. Errejón con Podemos creen que hay que seguir haciendo política utilizando la idea de que quienes gobiernen o cómo se conduzca dicho gobierno solucionarán el problema del colapso. Este planteo hipócrita afirma que no se puede decir la política sin primero hacerla o ponerla en práctica, intentando sofísticamente desviar el foco. Es decir, como nadie ha vivido o sobrevivido a un colapso para contarlo, no se puede hablar del tema, imaginarlo y mucho menos tener una política para ello. Esa es la respuesta neomarxista de Errejón. Una chantada.

Si realmente Errejón aceptara en su conciencia que los recursos se nos terminan, que el calentamiento global es galopante, que se vienen crisis de magnitudes incomparables con las actuales, que existe el peligro latente del ecofascismo a raíz de esa pelea a muerte por el control de los últimos bastiones de la energía, entonces, la política no sería para él un mero juego de ajedrez electoral, como lo es para Podemos y otras variantes de izquierda. 

El vídeo sirve también para observar y comparar como los cuadros políticos de estas nuevas generaciones de partidos de izquierda, especialmente los consagrados al parlamentarismo,  han perdido la brújula. No solo no hacen más caracterizaciones marxistas de la realidad, sino que directamente la niegan.  Nos dicen que hablar del colapso es catastrofismo, pero no les entra en el culo los datos de la realidad que no encajan en sus programas políticos. 

Una práctica común de estos partidos de izquierda es la de no despegarse de las masas, algo que hasta el progresista alabaría, pero para un pensamiento que se piensa revolucionario no puede traducirse de manera lineal. No todos esos apegos son progresivos. Están incluso los reaccionarios (¿o no?). El argumento de Errejón como el de la mayoría de los partidos de izquierda se inscribe en esta práctica mencionada, cuando se los interpela frente a las contradicciones de sus políticas con respecto al inevitable decrecimiento. Todos, al unísono, responden que no se puede salir a explicarles a las masas que no tenemos mucho tiempo para organizarnos en una sociedad que se derrumbará inevitablemente. Prefieren mentirles (en el caso de que estén al tanto de lo que se dice del tema) y explicarles que la única pelea que importa es mejorar el salario y seguir produciendo hasta que podamos hacer algo diferente. 

Errejón y por extensión los demás como él, visiblemente no tienen política para nuestra realidad. Nadie la tiene (así que no me vengan a pedirmelas a mí), por eso es más grave que aquellos partidos que se proclaman revolucionarios no puedan ni escribir una oración advirtiendo de la gravedad de la crisis ecológica y social que se empieza a colar por todos los frentes. De no cambiar el rumbo de sus hipócritas actitudes frente al colapso, no solo no contribuirán al socialismo, sino que serán juzgados (si alguien quedara en esta tierra para registrarlo) como cómplices liquidacionistas.

miércoles, 9 de agosto de 2017

No hemos aprendido una consigna básica: la de no jugar con fuego!!!



Ni la Groenlandia con su clima polar escapa a los incendios forestales. Si sabemos, según los científicos, que lo que se está quemando en este preciso momento es la "tundra" y que ésta es un depósito gigantesco de dióxido de carbono, la retroalimentación para el calentamiento global es incalculable e impredecible. La quema, por ejemplo, de toda la tundra del Ártico, supone duplicar el dióxido de carbono en la atmósfera y la aceleración terrible del calentamiento global. 

No hemos aprendido una consigna básica: la de no jugar con fuego!!!

http://www.greenpeace.org/espana/es/Blog/groenlandia-fuego-en-el-hielo/blog/60002/

http://www.europapress.es/ciencia/habitat-y-clima/noticia-tundra-alaska-libera-mas-co2-absorbe-clima-calido-20170509111519.html

martes, 8 de agosto de 2017

El puente entre el programa mínimo y máximo estaría empezando a arder!!!



¿Cuánto tiempo creemos que tenemos para llegar a comprender la gravedad del asunto? El derretimiento de esta parte de los Alpes italianos a raíz de la infernal ola de calor que vive Europa nos convoca a replantearnos qué haremos como especie para enfrentar el infierno que se avecina. Sin restar importancia a la responsabilidad del capitalismo, está claro que, aún destruyéndolo,  nuestra batalla final por la supervivencia recién comenzará. No se puede solo pensar en el enemigo político cuando el ring donde deberás darle batalla se prende fuego. 

Estamos a las puertas de la barbarie,  que es muy diferente a reconocer en un programa político que las fuerzas productivas se estancaron o las fuerzas destructivas crecieron así como sus contradicciones y descomposición. Es hora de que empecemos a darnos cuenta que el puente entre el  programa mínimo y máximo estaría empezando a arder!!!

http://elcomercio.pe/mundo/lucifer-vive-terrible-ola-calor-europa-noticia-448351

domingo, 6 de agosto de 2017

14 cuellos de botella y ninguna izquierda



La cadena mundial de suministros  de alimentos  depende de un hilo. Sí, es tan frágil que cualquier cataclismo puede desencadenar la muerte y el colapso de todo el sistema. La burguesía mundial está preocupada, no por las vidas de esas personas que estarían en peligro, sino por los daños al sistema y que significarían un panorama bastante jodido para sus ganancias y su control. 

Si el Maiz, el trigo, el arroz y la soja sufrieran algún percance  significativo, estaríamos hablando de que casi 3 mil millones de personas se verían "afectadas" (muerte casi segura) irremediablemente y ninguna revolución podrá solucionar mágicamente dicha precariedad absoluta. De esto es justamente de lo que venimos advirtiendo, de que las izquierdas anticapitalistas creen religiosamente que una revolución tardía (muy tardía) puede bancarse salvíficamente el destino de la humanidad.  Este informe de Chatham House advierte seriamente que los 14 cuellos de botella en la circulación de los alimentos suponen para la burguesía un peligro atroz, pero que para la izquierda anticapitalista no tiene otro destino que un simple dato más para su ya inepta preparación estratégica. 

https://www.chathamhouse.org/sites/files/chathamhouse/publications/research/2017-06-27-chokepoints-vulnerabilities-global-food-trade-bailey-wellesley.pdf

Se empieza a abrir otra "grieta", la de los programas políticos obsoletos

Otro punto a favor del MST,  único partido de izquierda argentina que estaría diciendo las cosas como son: "al grueso de la izquierda le chupa un huevo la crisis ecológica".

Mientras los partidos del FIT, con la enorme oportunidad que se les presenta de hacer un "desastre" (en términos positivos) en el imaginario colectivo y decir las cosas que tanto tiempo venimos callando o camuflando, no hablan de revolución, de dictadura del proletariado, ni socialismo abiertamente para no "espantar" al electorado, menos hablarán hacia donde efectivamente nos dirigimos como sociedad en las próximas décadas y qué deberíamos hacer para enfrentarlo. La lógica del FIT se condiciona estrictamente a lo políticamente cotidiano. Hoy son las elecciones, mañana la muerte de mujeres, otro día los despidos o lo tarifazos, pero nunca más allá de eso. Cuestionar esta miopía teórica y metodológica debería significar, por lo menos, debate; sin embargo, lo que generalmente hacen estos partidos anticapitalistas, como bien lo denuncia el MST, es ningunear el tema de manera cósmica. ¿De qué puede servir que se reconozca el calentamiento global en una oración de un discurso de algún referente del partido o, en el mejor de los casos, que se mencione en un párrafo de algún artículo de un periodico militante? No puede significar más que... nada.


Rescato del artículo del MST el concepto de "conciencia de clase contaminadora", el cual caracteriza con justeza  la bajada de linea que la mayoría de estos partidos anticapitalistas bregan sin cuestionarse y que tanto daño hacen para la toma de conciencia real del gigantesco problema que tenemos. Saludo el progreso de este partido en la conciencia del colapso que se avecina!!!
https://mst.org.ar/2017/08/02/agenda-socioambiental-en-paso-debate-ausente/


lunes, 31 de julio de 2017

La izquierda religiosa cree en los milagros de la tecnología



Cuando se sabe que no existe posibilidad alguna de mantener la producción como la que se está dando, lo que significa que tarde o temprano (años) irremediablemente las fábricas dejarán de existir y, además,  la concepción equivocada de una producción a contra marcha de las necesidades coyunturales que el planeta comienza a exigir, y que paralelamente  empieza a subordinarse exclusivamente a los recursos disponibles en el futuro inmediato y no solamente al capital  ¿qué es lo que debería proponer un partido revolucionario? 

Entiendo que la alerta de este cataclismo social y político en puerta debería ser el punta pié inicial, para organizar desde allí a las masas que decidan querer sobrevivir. Pero no lo ven así estos partidos, o la mayoría de ellos.  En casi todos estos partidos anticapitalistas argentinos (por no decir todos) , existe la misma esperanza en las energías limpias o renovables que podrían esquivar la posibilidad de colapso. Lo que nunca han hecho estos partidos es demostrar la solidez de sus hipótesis salvíficas frente a este escenario pre-apocalíptico. No solo no pueden responder, sino que asumen que frente a la ignorancia hay que seguir con las mismas estrategias de hace cien años y no mirar mucho más allá del "avance de las conciencias de las masas".

Ningún partido que se pretenda revolucionario puede negar hoy mismo la debacle energética que se avecina y la consecuente extinción de millones de puestos de trabajo (nadie puede estipular un porcentaje de las dimensiones que comportan este escenario). Exigir más trabajo, digno o no, en estas condiciones, no solo será un sinsentido, sino que ya se está volviendo reaccionario. La energía en términos sociales modernos, está ya condenada a muerte. No existe forma de poner ningún invento ni tecnología para garantizar una adaptación ordenada de nuestra sociedad. El que diga lo contrario que ya empiece a discutir su teoría y presente sus pruebas,para no quedar como un charlatán (algo que nos achacan los ignorantes a nosotros). 

Como ya estamos acostumbrados, estos partidos interpelados esperan que uno sea quien convenza a las masas a través de un espacio escuálido como este blog ( o peor, nos exigen que fundemos otro partido más para aportar la crítica) . Mal por ellos, quienes teniendo  una descomunal oportunidad de llegar a las masas  y discutir esta coyuntura INNEGABLE, deciden acallar, censurar, ningunear o simplemente presentar credenciales para deslegitimar las críticas, sin haber siquiera puesto un solo argumento o prueba de sus defensas.

Acá dejo información  para combatir esas  "ilusiones" de estos partidos de contener el colapso.

http://crashoil.blogspot.com.ar/2012/01/un-mix-renovable-escala-global-con.html

jueves, 20 de julio de 2017

La "entropía" del marxismo también contribuye a la aceleración del colapso


El marxismo que utiliza solo algunos datos de la realidad, como los libros de Marx, Lenin o Ttrotsky y las de sus repetidores en todos los órdenes de la vida, no es marxismo, es religión. 

En la actual situación en que se encuentra la humanidad, el marxismo debe sacar todo de sí, si es que pretende realizar una verdadera colaboración con los problemas que sufre y sufrirá aquella. Esto quiere decir que además de tomar a los referentes del marxismo tradicional, las coyunturas políticos locales y mundial, deberá también considerar otros datos  que se empiezan a volver trascendentales para corregir con mayor precisión la caracterización de la realidad. Uno de esos datos necesarios es el dado por la Termodinámica, la cual nos provee de leyes que siempre estuvieron vigentes pero que en siglos anteriores no implicaron su reconocimiento por los luchadores y marxistas del mundo, por no interferir duramente en la realidad. Sin embargo, hoy se vuelven relevantes para el análisis del curso de la historia. 

El segundo principio de la Termodinámica nos avisa que cuánto más desordenamos, más rápido nos llega la descomposición y la muerte. El físico-matemático Antonio Turiel así define a la entropía: "es el pozo de desorden en el que inexorablemente nos vamos hundiendo a medida que vamos transformando el Universo". A partir de las últimas informaciones sobre cómo hemos transformado el mundo, muchos científicos han comenzado a llamar a esta época como el Antropoceno, momento en que el hombre ha interferido sustancialmente en los procesos naturales alterando incluso los ciclos ecosistémicos del planeta. En términos científicos, utilizando los principios de la termodinámica y no los planteos vagos de Rosa Luxemburgo de que estamos yendo a la barbarie, el humanismo a través del capitalismo está acelerando su extinción, aumentando exponencialmente la entropía del entorno (como lo expresa la física moderna). Lo de Rosa es una advertencia política, aquí se habla de advertencia científica con una precisión notable.

Por otro lado, la misma Termodinámica podría ser de utilidad para los programas políticos revolucionarios en el sentido que a través de la misma ya se puede prever que todas las esperanzas en revertir el desastre y la colisión de esta sociedad son inútiles. Es decir, todo aquel que crea que existe un crecimiento ilimitado, sea quien sea quien dirija el crecimiento, es un testarudo. Con esto solo, muchos programas políticos revolucionarios deberían ser tirados al basurero, por ejemplo. 

Como dice Turiel, los objetos  siempre han tenido un funcionamiento molecular bastante anárquico e impreciso, que tienden al desorden permanente. La cuestión es que no hemos hecho mucho para mantener un cierto ritmo de descontrol (de la entropía) sino que hemos aumentado ese ritmo y de no pararlo tenemos los días contados, a pesar del estado teológico (Compte) de muchos marxistas.

Con esto no estoy abogando que los científicos comanden la revolución, como muchos anochecidos me han insinuado, más bien afirmo que es imposible escapar a estos conocimientos para establecer puntos de contacto con la lucha que deberemos de dar próximamente sin caer una patética representación de la lucha que no era. 

Acá dejo estos dos artículos de Turiel, que con gran plasticidad vuelca los conocimientos duros en una prosa bastante didáctica para los iniciados.

http://crashoil.blogspot.com.ar/2017/07/siervos-de-entropia.html

http://crashoil.blogspot.com.ar/2012/04/entropia.html


martes, 18 de julio de 2017

Un punto a favor para el MST, pero solo un puntito

Bien por el MST argentino que empieza a decir las cosas por su nombre, a pesar de sus grandes limitaciones políticas como partido político revolucionario. 

Como lo vengo sosteniendo en este blog, una de las cuestiones fundamentales a resolver en la inmediatez es la abolición de la minería --así lo está afirmando el MST en su sección "medio ambiente"--, principal motor del desarrollo de las fuerzas productivas y de la contaminación, así como acelerador del exterminio masivo de seres vivos en el planeta.

También acierta en criticar al FIT argentino por no considerar el tema e incluso proponer salidas reaccionarias como las del control obrero de este tipo de producción megacontaminante. 

Pero el MST al final de la nota tiene más fe que teoría marxista para el destino de la humanidad, ya que plantea que habría un progreso metabólico para el 99% de la población, desconociendo por completo la magnitud de lo que implicará el colapso de la civilización y las ya irreversibles condiciones que nos propondrá la biosfera en las próximas décadas. Sustituir la matriz energética es algo que habrá que hacer lo antes posible, pero no frenará el colapso de una civilización que llegará a los 10 mil millones de habitantes y que no le alcanzará el tiempo para organizar una sociedad en derrumbe permanente, ni para garantizar a todos la salud, la comida, el techo y menos espacios para contrarrestar el estrés de tiempos oscuros como los que se vienen. Es más, esa sustitución de la matriz energética está siendo demostrada desde los estudios de ingeniería en forma sólida y contundente que es totalmente incapaz de sostener una sociedad como la que hemos alcanzado en complejidad y más todavía si  es que entendemos que las leyes termodinámicas hasta el día de la fecha son inquebrantables. Esa postura, la del MST es un nueva impostura, porque pone la fe en la tecnología y no en la ciencia, la cual viene demostrando que el decrecimiento es inevitable y que los problemas son abrumadores. 

El MST, por lo menos, empieza a reconocer que sus políticas ya no sirven para los tiempos que vivimos. Primer paso para enfrentar las miles de balas que deberemos eludir en nuestro próximo destino. Otra cuestión serán sus planteos de cómo colaborar con la toma del poder, críticas que otros trotskystas tenemos bien en claro, pero el paso importante dado aquí, aunque de manera implícita, es empezar a dibujar un nuevo "qué hacer" para un inminente colapso con todos sus dramas y variables desconocidas aún.

lunes, 17 de julio de 2017

Hay fábricas como las de producción de plástico que deben desaparecer



Para el 2050 se estima que la cantidad de plástico que acabará en el mar superará en cantidad a los propios animales que viven allí. Esto es terrible para los ecosistemas oceánicos y para toda la humanidad, la cual depende en gran porcentaje que esa biodiversidad no se altere lo suficiente para no  poner en peligro a los demás ecosistemas planetarios. 

En el documental A plastic ocean nos encontramos  que  en los estómagos de miles de  animales en contacto con el mar  se han descubierto grandes cantidades de partículas de plástico que fueron confundidas con comida y que de a poco van envenenando el organismo, provocando la muerte y hasta la extinción de especies marinas. 

Millones de toneladas de plástico se producen en miles de fábricas alrededor del mundo y tal producción para los próximos años se doblará o triplicará. El ecosistema marino no tiene muchas chances así de sobrevivir.

¿Qué plantea la izquierda anticapitalista para estos obreros que fabrican el plástico? ¿Expropiar acaso? ¿Pelear en los sindicatos de estos para que ganen mejor? Claramente, estas políticas ya no sirven para el pensamiento revolucionario contemporáneo, el cual debe irremediablemente intervenir en estas trascendentales cuestiones para nuestro futuro. Apoyar hipotéticamente a estos trabajadores, por ejemplo, es entregar la lucha  solo por unos panes. De no pararse la maquinaria contaminante, ninguna revolución podrá dirigirse al comunismo, sino a la extinción. Los partidos revolucionarios deben asumir su nuevo rol, de informadores de la alerta mundial del colapso, de conformarse como  organismos capaces de comenzar el rescate de los lugares que todavía son bastiones naturales para mantener la vida (pero no al estilo "greenpeace"), y comenzar a acelerar la toma del poder antes que no quede nada.  No se puede seguir mirando para el costado cuando no existe política para lo que se viene. Por eso es necesario salir a discutir y volcarse a la inmensa tarea de preparar la lucha total contra todo lo que se nos ponga en el camino. Si es que no somos tan egoístas y creemos que este desastre que dejamos a nuestros hijos no es un problema solamente de ellos, sino nuestro,  entonces, deberíamos hacernos cargo de nuestra ignorancia y nuestra inapropiada forma de encarar estos problemas. 

Que todos los trabajadores deban tener un plato de comida es correcto, pero en la actual coyuntura planetaria, ganárselo poniendo en funcionamiento la maquinaria megacontaminante ya no puede ser un trabajo a defenderse por los revolucionarios. En todo caso, la comida del trabajador debe conseguirse por otros medios y no a través de un salario produciendo plástico, por ejemplo. Y esto significa llanamente que el capitalismo no puede garantizar este tipo de "beneficios", lo que nos obliga a considerar que existe latente una gran crisis revolucionaria mundial abierta por el peligro de la extinción humana. La humanidad debe ya mismo comprender que el capitalismo nos lleva a la muerte y no va a poner el freno. De colaborar con la comprensión de esta alarma real, los partidos revolucionarios tendrían la enorme subjetividad de las masas en sus manos para realizar el tan esperado tiro gracia en la sien del sistema. Aunque, hay que decirlo, sin haber hecho nada al respecto, ya se nota en muchos "revolucionarios" como les tiemblan las manos  que portarán las armas para el golpe final. Claro que una acción de esta magnitud supone desatar ya mismo la pelea a diestra y siniestra. Algo que la mayoría no quiere porque prefiere esta lenta agonía, que sería según ellos más tranquila que la de desatar la revolución.
El colapso nos está llevando aceleradamente a una especie de embudo en el cual una vez dentro todos nos licuaremos entre nosotros. Un partido revolucionario serio debería tener mínimamente un programa político que tome cada uno de estos hechos que se están sucediendo en sus narices y proponer, en conjunto con otros partidos revolucionarios y con la ayuda de todas las ciencias que se pongan a disposición de tal tarea, un sin fin de acciones que ya mismo se deberían empezar a realizar para salvar mares, bosques, ríos, plantaciones, agua, animales, etc. Para tremendo programa habría que cerrar fábricas, mineras, centrales atómicas, antes que el capitalismo lo haga de forma tardía, impulsado por el colapso y no por cuestiones "ambientales y humanas".

Dicho esto último, emerge de nuevo la idea inevitable de revolución; con ella, solamente con ella, podremos enfrentar el cataclismo que estamos alimentando. Justamente, dejar de darle “alimento” a esta bestia que hemos creado los humanos, el colapso ecosistémico y civilizatorio, puede darnos una oportunidad de reorganizar nuestra adaptación al nuevo escenario que ya es irreversible. ¿Cuánto piensa la izquierda anticapitalista que tiene para prepararse seriamente para pelear al lado de los millones de refugiados ambientales, al lado de millones de laburantes que ni aunque tomen las fábricas podrán ponerlas a funcionar a raíz del declive energético? ¿Cuánto cree esta izquierda que puede mantener esperanzado al movimiento obrero con la consigna de que los puestos de trabajo hay que defenderlos sin realizar una crítica a lo que se hace en esa fábrica? ¿Cuánto? Si como dicen los expertos, las fábricas de plástico se mantienen por 25 años más, con el apoyo sistemático incluso de la izquierda, la vida en los mares se habrá acabado por completo y todo gracias al capitalismo, a la izquierda inútil y a todas las masas que viven para el día a día como cualquier animalito sin conciencia.